Lección #15: A mí también me falta el aire

¡Hola, Mareados!

Hoy por la noche me dispuse a dormir. Según yo estaba todo bien, mis pensamientos andaban controlados y la ansiedad había salido a tomar un paseo. No pensé que sería un paseo corto, pero así fue. Había escuchado decir al Dr. R que, si en alguna oportunidad sentía que me faltaba el aire, ya sea al dormir, al hablar o al respirar, no me preocupara porque era una situación normal que debía aprender a manejar. Así que vengo a contarles que esta noche me sucedió y, para poca sorpresa mía, no lo supe controlar.

Hay noches en las que no vamos a poder dormir porque los pensamientos se apoderan de nuestra mente. Tranquilo, no pasa. No te asustes.
Hay noches en las que no vamos a poder dormir porque
los pensamientos se apoderan de nuestra mente. Tranquilo,
no pasa. No te asustes.


¿Qué hacer ante la sensación, Dr. R?

Hoy por tarde, fui donde mi querido doctor a contarle la osadía nocturna y cuando escuché de su boca “es normal” no sabía si tranquilizarme y arrojar el vaso de agua que tenía en la mano por el techo. Su respuesta no fue muy satisfactoria para mis oídos porque la sensación que tuve no se la desearía a nadie, pero después de una búsqueda exhaustiva en internet sobre el tema puedo decirles que sí, la falta de aire, para nosotros, es normal.


Te recomiendo que esas noches tormentosas te levantes de tu cama y respires. Distráete, ayuda a tu mente.
Te recomiendo que esas noches te levantes de tu cama y respires.
Distráete, ayuda a tu mente.


Sensación de asfixia

Sentí que el corazón se salía y saltaba por el medio de mi cama, sentí que mis vecinos podían escuchar mis latidos, sentí que me asfixiaba y que estaba vez no la contaba. La falta de aire que sentí en aquel momento llenó de temor mi cuerpo, sencillamente no podía pensar en ninguna solución. Mi mente había quedado bloqueada gracias al extraño episodio.

Era la primera vez que la ansiedad no se presentaba en lugares públicos, esta vez había sido en mis cuatro paredes. Para ser honesto con ustedes, me asusté muchísimo, me paralicé y en ese momento sentí que mi terapia no había servido para nada porque ninguna de las soluciones y consejos aprendidos me sirvió esta noche.


Sé y entiendo que las crisis de ansiedad no son agradables y que lo que más nos gustaría sería eliminarlas de un porrazo de nuestras vidas, pero eso no sucederá. Después de estos meses, intentando encontrar respuestas, tengo claro que necesito aceptar mi proceso y lograr entender que mi cuerpo me está pidiendo que pare, que me detenga.

Sé también que los pensamientos negativos se apoderarán de ustedes, pero dense un chance para escuchar lo que su cuerpo está tratando de decir. La ansiedad no llega por casualidad, llega para que abramos los ojos y tomemos un respiro, para que pongamos un stop a nuestras vidas y entender que algo, definitivamente, no anda bien.







Atentamente, 


La Marea y yo.

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