Lección #2: Algo se rompió

¡Hola, mareados!

Recuerdo todavía bastante bien uno de los primeros avisos de La Marea. Un momento que me marcó mucho, aunque para otros solo fue una noche más de juerga. Mi amigo Ale de la universidad había organizado una fiesta para celebrar su cumpleaños y el fin de parciales, así que le pasamos la voz a nuestros amigos. Todo estaba preparado para esa noche: música, comida y licor. 

Algo se rompió


Miedo irracional

Ya en el mismo día, camino a la casa de Ale, comencé a escuchar los latidos de mi corazón y mi voz haciéndome preguntas: ¿cuántos irán?¿Me verán llegar?¿Se acercarán a mí a hablar?¿Qué les voy a decir yo? Nunca fui una persona de fiestas, pero tampoco las evitaba. Me gustaba mucho pasar tiempo con mis amigos y bailar, pero de repente, me llené de dudas que nunca habían cruzado por mi mente. Era un temor el que sentía y no sabía porqué. Bajé del taxi y ahí estaba, a solo media cuadra de la casa de Ale. Podía escuchar la música que salía por las ventanas, pero más fuerte era la voz en mi interior que no me dejaban avanzar. Tal vez era por lo poco que había dormido en la semana de parciales, por lo que decidí sentarme en el parque que estaba frente de la casa. - “Ya se me pasará”, pensé.
Me sentía abrumado con miedos y dudas

¿Ansiedad social?

Podía ver la gente llegar con trago en la mano dispuesta a divertirse y cada vez que yo creía estar listo, mi corazón se aceleraba y sentía que me ponía rojo. Entonces, volvía a sentarme. Mientras más personas aparecían, más ansioso me sentía, menos ganas tenía de entrar. Si aparecía, me iban a ver y se iban a dar cuenta de que estoy rojo. ¿Y por qué estoy rojo? Sentía que si ellos se fijaban en mí, me quedaría parado en la entrada sin poder moverme y ellos juzgándome “¿qué hace este así?”. 
Me paralizaba cuando decidía entrar

¿Cuál fiesta?

Ya habían pasado algunas horas y unas cuantas llamadas perdidas de mis amigos en el celular. No lo podía hacer. Cada vez que me paraba, sentía que no podía respirar. Así que decidí regresar a mi casa. Aún recuerdo lo extraño que me sentí esa noche, no me sentía el mismo. Dormí pensando que mañana iba a ser un día diferente y traté de olvidar el tema. Aunque ya todo había cambiado sin darme cuenta.

No pude entrar y regresé a mi casa

Atentamente, 

La Marea

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