Lección #12: Ansiedad a nivel neurológico
¡Hola, Mareados!
Hace unos días leí un estudio que me rayó el cerebro – más de
lo que ya está – y desde ese momento no dejo de pensar en ello. No me había
cuestionado antes sobre lo que pasa en mi cerebro o si es distinto al de las
personas “normales” (y por normal, me refiero a los humanos comunes y
corrientes que no tienen que vivir con la marea).
¿Qué pasa en el cerebro de las personas con ansiedad?
El estudio comenzaba con unas líneas parecidas a esta “si hay
algo característico de los trastornos de ansiedad, sin duda es el miedo. Un
miedo difuso que produce angustia y que
no tiene una causa clara…” Este párrafo desde luego me engancho y continué
leyendo. Como les comenté en uno de mis posts anteriores, si bien la terapia me ha ayudado a tener más control sobre mis temores
irracionales, nunca busqué o investigué sobre la fuente de mis miedos.
Pánico
Punto a parte de los miles de términos médicos y complicados
mencionados en la investigación (hipocampo, fórnix, palabras aburridas, etc.),
el trasfondo me tranquilizo muchísimo y me hizo sentir cuerdo, aunque sea por
un momento. Mi pánico “disfuncional” tiene una explicación científica, no soy
loco, todo lo que pasa es por causa de mis neuronas. Esto obviamente no quiere
decir que dejaré de sentir pánico (sería un sueño hecho realidad), sino que al
menos sabré que son mis neuronas “miedosas” manifestándose.
Falta de control
Y es que la mayor parte del tiempo, el control se me escapa
de las manos, como si fuese un “puaj” resbaladizo. ¿Por qué? Porque mis
neuronas se contagian, el “virus” del miedo se propaga tan rápido como un virus
en época escolar. No soy capaz de distinguir lo que es verdaderamente peligroso
de lo que es algo completamente simple y pasajero. Mi comportamiento, como
menciona Pilar (la experta en salud) es de “más vale prevenir” y aunque casi
siempre “más vale prevenir, que lamentar”, no es saludable llevarlo a extremos.
Después de este post, te seguro que quieres saber más sobre tus neuronas miedosas.
Atentamente,
La Marea y yo.
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