Lección #3: La llegada
¡Hola, Mareados!
Para ser sincero - desde un principio - no sabía si quería escribir esta publicación o sobre qué escribirla, le estuve dando muchas vueltas al asunto. Y eso es lo que me ha estado ocurriendo últimamente, desde que La Marea volvió, de a pocos y sin avisar, como siempre.
Una vez más, regresó mi (no muy) querida amiga; la que se invita sin avisar, la que invade todos mis espacios y la que me quita el oxígeno. Un día, como cualquier otro, me encontraba haciendo mis actividades cotidianas – admito que con mucho estrés - cuando de pronto me sentí paralizado; esto me hizo acordar a mi primer ataque de ansiedad (así le dicen, ¿no?). Y es que es bien curioso, como puedes pasar de estar recontra tranquilo a sentir que literalmente te estás muriendo. Eso pensé la primera vez, me da un poco de risa y vergüenza admitirlo, pensé que estaba teniendo un infarto. ¿Qué ridículo, no? Un infarto en mis veintes. Se llama A N S I E D A D Mauricio, ansiedad.
El miedo se ha vuelto un sentimiento presente y constante en mi vida de forma casi permanente, y no me refiero al miedo que le tienes a la araña que encuentras en la ducha mientras te estás bañando o al miedo de encontrarte con una rata en tu cocina, es un miedo casi inexplicable. Nunca antes lo había escrito, pero ahí va…tengo miedo de perder el control, tengo miedo de perder el conocimiento o peor aún, morirme. Encontrarme tan fuera de mi y no saber cómo regresar. ¿Qué loco, no? Si al final todos nos vamos a morir en algún momento.
“¿Yo? ¿Sobrepensar? No, para nada.” Esto fue lo que le respondí a mi ex (para hablar de ella tendría que hacer todo un blog nuevo) y la verdad es que tenía toda la razón del mundo, tengo que dejar de sobrepensar sobre absolutamente TODO. ¿Por qué nos hacemos tantas bolas? No sé, lo que si sé es que todos estos pensamientos irracionales me nublan el juicio y me convierto en un ser colmado de pánico y solo eso. Y lo que sé también es que odio convertirme en algo que no me define, pero por momentos advierto que sí.
Atentamente,
La Marea y yo.